jueves, 20 de septiembre de 2018

Anasagasti Bar. Estilo, sobriedad y buenas costumbres.




No todo está perdido en la Ciudad de la Furia. Aún quedan bares donde se puede charlar y el otro te escucha sin tener que usar audífonos, donde la bebida sabe a lo que dice la carta y la experiencia de los sabores te dejan ese recuerdo para compartir a tus amigos. Estilo, sobriedad y buenas costumbres, eso es Anasagasti bar. 

Si estuviste en un speakesy bar, de esos que encontrás en New York, seguro que Anasagasti Bar te va a gustar. Ten la dirección escrita en el bolsillo porque sino no lo ubicas. Es una puerta que se confunde con las demás de la cuadra, un pasaje típico de Barrio Norte. No tienes que dar contraseña ni nada parecido, pero sí hace reserva con anterioridad. Te podés quedar afuera. Adentro a media luz, con una música apropiada que acompaña sin inundar tus oídos o meterse en tus conversaciones, muy bien ambientado con sillones de cuero y sillas estilo 70´, es el lugar ideal para disfrutar de unos drinks muy bien equilibrados. Probé cuatro y todos  muy bien producidos por el bartender Matías Granata, de una gran experiencia en el mundo de las bebidas y su preparación según acreditan las revistas especializadas. A diferencia de otros bares del estilo, sus tapas para acompañar las bebidas se parecen más a platos medianos, lo que es bueno ya que no te deja ese sabor a más en el estómago. Tanto las mollejas a la plancha, como las pequeñas croquetas de queso azul y nuez fueron más que suficientes para acompañar el Plegaria (un trago fresco), el prójimo (un abrazo fuerte con el otro), Infusión (fresco, suave como té de la india) y Frontera (una de western). La atención, dedicada; los precios accesibles y el clima íntimo. Para ir con amigos para una charla amena, con la pareja o solo, es una opción. No recomiendo la barra, es incómoda.

Puntuación ocho copas.


La foto de tapa es de la revista Buenos Bares. 

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